lunes, 13 de junio de 2011

El parto del cielo


Con unos acordes que bajan una escalera decididamente primero, con cautela después, empiezo a escribir con esta incertidumbre de qué decir esta vez, cómo empezar y cómo seguir...Y sin embargo llevo días con este desasosiego, con este ahogo, este desbordado y nervioso regurgitar de las palabras en el estómago, queriendo gritar algo y no sabiendo qué ni si hay permiso ni deber...


Con lenta cocción, en un domingo especial cualquiera, dirección a la ciudad de las luces amarillas, ahí empezó a cocinarse mi teoría del nacimiento de las nubes, mientras una llantina en el ambiente volvía aquel día brillante, soleado y caluroso, en un mediodía muy muy caluroso de invierno, pero de invierno...Ese no saber qué pasaría y sin embargo temiendo que lo sabía me hizo fijarme en lo níveo de las nubes, tan mullidas, perfecto asiento para los espíritus, y para los vientos con alma que se cansan de soplar. Se me ocurrió buscar y dar explicación a ese terciopelo blanco tan bruñido que a ratos ciega y encandila el rostro hasta envejecerlo... ¿De dónde? ¿De dónde venía todo aquello?

Hete aquí, que en ese domingo con un deseado futuro violeta, con un verdadero futuro gris pasado por aguas casi de mayo, vi a aquel alfarero corredor de palacios con ángulo, palacios habitados por estrellas negras cuyo despotismo les impedía brillar. Con manos gigantes tan viriles, y a la vez tan suaves y tersas como la más joven ninfa se encargaba de moldear con amor la sangre condensada de los ángeles, haciendo de esa mousse escarlata, nido, pasadizo, y postre de los cuervos, antaño los fénix del universo.

Las estrellas negras llevaban eones urdiendo la sombra de la tierra. La sombra roja. El cielo se taparía con la sangre de los ángeles, y si ellas negras no podían dar luz a los hombres, nadie ni nada lo haría; este orbe mutaría en útero gigante. Y se valdrían para la talla de cada sangría, de aquel esclavo alfarero desprendido de aquel martilleador de gotas melódicas apodado piano.






El antiguo pianista ahora reconvertido a cuajador de sacrificios guardaba un secreto. Tenía un hijo con Priscíade, el arcángel bastardo de dios, un repudiado por tener pecho y sexo...Y de una noche tan oscura como el sótano del océano nació Lelahel, el ángel con el don de la luz.


Y a Lelahel le tocó morir, y a su padre recoger su sangre y con ella adoquinar el firmamento. Mientras a Lelahel se le iba la vida como se le desollaban las alas, al alfarero le caían las lágrimas que se hendían en las nubes rojas para teñirse de negro, y ya de luto horadar la gloria, el purgatorio, el infierno, y más abajo, el suelo, la tierra. Y con la caída de la primera lágrima negra en la laguna Estigia, empezó sin más, a gotear más y más de las nubes rojas mientras los cuervos se iban empapando y mudando su solemne y cromado pelaje, a una pelambre negra como el carbón, y a eso más adelante se le llamó llover; el plimplín de las gotas eran una sucesión de martilleos musicales, como el piano del alfarero, y a aquella música de nacimiento tan triste, se le llamó Nocturno.


En medio de todas aquellas primeras veces y del desplume del ángel, una de sus alas ya desnudas dejó perenne una única pluma; una llave. Blanca, como blanco era todo antes de que el universo existiese.

El alfarero conocía dónde se hallaba la Puerta de Tannhauser, allá donde su hijo se engendró, y supo que la llave aquella puerta abría. Y anduvo por la luz, y llegó a los jardines de la Vía Láctea, y durante dos meses y seis vidas y media exprimió sus anillos, embotelló su jugo, y lo portó en el mismísimo cinto de Orión, y aún de puro ingenio encolerizado ya de vuelta regó la negrura de la nada con aquel jugo, y con aquellas gotas nacieron las estrellas blancas…


Y a la vuelta a la tierra de los palacios angulosos amasó aquel mejunje luminoso y heterogéneo cargado de impurezas de otros cuerpos celestes, y con aquello puso fin a los cielos tempestuosos y oscuros, a las nubes de sangre; con aquello fabricó las primeras nubes blancas...


Y así termino con este cuento que solo a cachos se me ocurrió en un autobús mientras le intentaba poner cara a las nubes, mientras pensaba si la dicha me estrecharía la mano en aquellos días, si la novedad me guiñaría pícara un ojo en arras de algo que me alegrase el bimestre, o cerraría los dos y la novedad vendría con el polvo del camino…Y es que me llena la idea de poder darle origen a mi antojo a cada cosa en el mundo, de poder ponerle nombre a los momentos, a las horas, a la gente (otra vez)…Me vacía sin embargo que la Ley de Murphy conmigo sea Ley divina, se cumpla a rajatabla, y cuando algo pueda salir mal, salga peor…Fue un viaje que ya casi a la ida era de vuelta, con una noche por medio de poco sueño y mucha inquietud y decepción con el epílogo de ese libro, Destino.

Una señal de lo volado que estoy; de tan poco no se puede sacar tanto… ¿O sí…? Ajolá.
Hoy frase de libro porque sí:

"-...no te aguarda una vida fácil a mi lado.
-Eso no me asusta. No nací para tener una vida fácil."
                        La leyenda del Rey Errante. Laura Gallego García.



Astra las estrellas astrománticos!

viernes, 3 de junio de 2011

El pastor // El manzano


El pastor

El aroma cálido de la infusión de hierbas daba al encuentro un olor entrañable. El pastor con la vasija de barro en la mano, su cara curtida por las temperaturas extremas y una sonrisa serena me mira eternamente sin articular palabra. Espera que yo le hable. Como todos los hombres de montaña prefiere escuchar el sonido de lo ajeno, estar atento a lo que le rodea. Mi cansancio no me impide detenerme a observar la cabaña de piedra donde estamos sentados. Una única habitación donde los aperos de labranza, sacos, cacharros de barro, tijeras, romanas, se mezclan en aparente desorden. En una mesa pequeña hay varios botes de miel y en el techo las hierbas secas que nos ofrecen este delicioso momento. Tenía pensado fotografiar a este hombre y para ello me he traído una cámara, para tener constancia de la existencia del personaje que vengo buscando pero con esta luz tenue y con esta atmósfera de iglesia románica no voy a conseguir que sus rasgos se dibujen y por otro lado utilizar un flash aquí dentro parece un sacrilegio.

Doy un sorbo a mi infusión y un golpe busco de imágenes sube desde el paladar hasta mi cerebro; “Está bueno”. “Sí, es hierba luisa y manzanilla”. “No puede imaginar lo que he viajado para dar con usted. Vive usted en el otro lado del mundo… ¡Y tan alto…!”. “Usted vive en el otro lado del no-mundo, yo siempre estuve aquí. Son ustedes los que viven en hondonadas…donde las tormentas no se oyen, las estrellas no brillan y las nubes parecen estar muertas de quietas…”. “Sí, supongo que aquí todo es más natural, más auténtico.”  “Quítele el “más” a su frase. En su ciudad nada es ni siquiera una pizca natural”. No sé qué responder; su aspecto es tan saludable que tengo una sensación molesta conmigo mismo; una sensación de estar perdiendo mi tiempo en esta vida con asuntos banales, oscuros, burocráticos; es más…aquí hay tiempo, el tiempo existe, hay pausa para oler, saborear, dialogar. Incluso el asiento de corcho en el que estoy sentado es cálido, amable. Me doy cuenta de que en mi pantalón está lleno de zaragüeyas y de que mis zapatos están embarrados. La corbata me la quité a mitad de la cuesta. Mi indumentaria está claramente fuera de lugar. El pastor adivina mis pensamientos y me dice: “¡Hombre pero a quién se le ocurre…! ¡Qué menos que unas botas…! ¡Quédese aquí esta noche y verá para qué le sirve ese traje que lleva…! ¡Estoy seguro de que no ha pasado usted frío en su vida…!” “Hombre sí…allí también…” “¡Bah…! Deje, deje…quédese esta noche y ya me dirá…cuando esa camisa se le haga un cartón y note cómo su chaqueta tiene más agujeros de los que usted pensaba, ya me dirá. Bueno…usted me dirá cuál es el motivo de su visita”.

Le explico todos los pormenores de la herencia, trámites, papeleos y el inventario de enseres de los que se tiene que hacer cargo. Un embargo notarial no le hubiera puesto peor cara. Tras una pausa en la que parecía estar pensando me dice con una calma pactada con su ego impetuoso. “No quiero nada; absolutamente nada. Una vez me contaron que Alejandro Magno encontró a un mendigo llamado Diógenes metido en un barril y cuando le dijo que pidiera lo que quisiera, Diógenes le contestó: “Quítate de ahí, que me tapas el sol”. Yo le digo a usted: No me cause problemas, quédese usted con todo; dígame dónde tengo que firmar. Usted tendrá hijos y no creo que usted tenga tanto como yo, si no, no hubiera subido hasta aquí”.

A pesar de mis objeciones no me escuchó y firmó su renuncia a mi favor de todo lo heredado. Incluso me hizo añadir todo lo que poseía en la actualidad; bienes que serían de mi propiedad cuando muriera. “Ya que está usted aquí, aprovecho para hacer testamento. No tengo herederos.” “Parece que viene alguien”, digo con una mirada hacia la puerta. Efectivamente; el perro ladraba. Un campesino con un zurrón a la espalda entró con cara extrañada de ver a alguien en traje de chaqueta en aquel lugar. Sin saludar al pastor me dice: “¿Qué hace usted aquí?” “Verá, yo venía a decirle a…” Cuando me vuelvo nuestro anfitrión no estaba. Me quedé un tanto sorprendido pero continué: “Vine a informar a D. Ramón acerca de un asunto de herencias”. “A buenas horas…Ya habrá averiguado lo de su muerte…” “¿Lo de su muerte…? No entiendo. Acabo de hablar con él”. “¡No me diga…! ¿Es usted un guasón ¿eh?”. Me condujo afuera, a la sombra de un hermoso manzano debajo del cual había una sepultura de tierra aún removida en cuya cabecera había un bote de cristal transparente con una foto del pastor, con una sonrisa pícara que parecía excusarse por su travieso comportamiento. Su última voluntad estaba en el papel que tenía en mi chaqueta.


Francisco José Rodríguez Martín
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El manzano


A veces de tanto frío se congelaba; como poco se formaban dos dedos de hielo tan sólido y gélido como para no temer mojarse, y tan frágil como para no poner un pie en los alrededores hasta bien entrado mayo.

Pero ahora la laguna a la que se dirigían a lomos de aquella achicoria amarga con animadas orejas, a pesar de espejo, era toda cristalina y refrescante agua que templaría los cuerpos en los estertores del verano.

-         ¿Y a qué me traes, Ramón, a plena labor del sol y en este burro viejo?
-         Deja al burro, que no es más viejo que la mitad que tú y vigílame el prado a ver si oteando cazas manzanilla, que por muy perenne el mes que viene no crece más y en la casa no tengo más que hierba luisa y gordolobo.
-         ¡De esto me quieres! ¡De boticaria! ¡Bajo este hervor del que ya ni el pañuelo protege de que se me cocinen las trenzas!
-         ¡Allegría, por Dios! Parece mentira que te hayan acunado las vacas y las cabras y tengas esos carillos grana más del frío del resto del año que de este par de meses de falso estío. Hazle fiesta a tu nombre y espera, que a poco ya llegamos a la sombra de aquel manzano y te digo un par de cosas.

Ella resoplando de cocerse y por no hablar, se atusaba mientras el pelo, bajo el impoluto pañuelo que lavó en algún momento antes en la pileta con jabón de huevo y lavanda, estirando el cuello en búsqueda del árbol.

Ramón, animoso, canturreaba algo en bable, mientras se buscaba con una mano en el abultado zurrón y sacaba un pequeño piporro con el que regarse un poco la boca de agua.

-         ¿Quieres agua Allegría? Fresquita y limpia del manantial.
-         No se beber a chorro. ¿No tienes un vaso?
-         ¿Un vaso dices? – rió divertido, incrédulo y extraño.- Pues vaya...Déjame ver…Creo que aquí encuentro –rebuscando de nuevo en el zurrón- el tiesto donde pensaba guardar la manzanilla. Si te sirve…- se lo tendió y lo llenó con el mismo botijo del que bebió él -. La ciudad te cambió sin duda. Apuesto a que ya no sabrías cuajar un buen queso.
-         Tú no sabrías conducir un coche, por ejemplo.
-         Pero sí que se conducirte a la laguna donde por primera y última vez…En fin… y tú aún me preguntas adónde te llevo…Hemos llegado.


Se hallaban delante de un ignoto paisaje no muy propio de la alta montaña. El pasto lima iba muriendo para dar paso a unos pequeños juncos que coronaban la orilla de la laguna, y en ella, una pequeña barquita calafateada hasta darle a la madera un tono rojo tan oscuro que casi pareciese sangre oxidada. Allegría no sabía si le habían aturdido (y ruborizado) más las últimas palabras de Ramón, o la repentina familiaridad de aquel sitio, aquel laguito, aquella barca…

-         Sube mujer. Al otro lado de la laguna está el manzano; ahí nos ponemos a cubierto, bebemos, comemos y reposamos, por no hablar de la amena charla, claro. Sube que empujo.
-         Qué bonito es esto Ramón…Ya no lo recordaba…

Empujando mientras clavaba un pie en tierra y aguantaba el escozor del sudor  que le caía de la frente bañándole el ojo pronto puso a flotar la barquita, y se subió en ella después de atacar la calma del agua con su cabeza para refrescarse. El burro quedó pastando atrás mirando a ningún sitio como queriendo hacerse invisible y dejar formar parte de aquella escena. Ya en la barca Ramón tiró de remo para peinar el agua y avanzar recto por la laguna; él fingía hacer esfuerzos por navegar, a la vez que lanzaba alguna mirada de soslayo a Allegría, que más allá de la impaciencia o el sofoco del calor, ahora observaba brillante a su alrededor, nostálgica y arrepentida. El trayecto hasta la otra orilla fue silencioso y algo incómodo. Allegría creía saber por qué estaban allí los dos. Casi se podían escuchar hasta el croar de alguna rana, el jugueteo de los peces bajo la barca, o el frenético batir de las alas de los insectos entre el cañaveral. A Ramón le ardían las ya de por sí encalladas manos, por el calor y por el remar constante.
Un golpe sordo los sacó a cada uno de sus pensamientos. La barquita había tocado tierra. Los corazones iban cada uno a su ritmo, uno más desacompasado que el otro. Se acercaba el momento de “decir un par de cosas”, como había anunciado Ramón. Bajó él primero, y tendió una caballerosa mano para ayudarla a pisar en firme.

-         Aguarda bajo el manzano uno o dos minutos. Vuelvo en seguida.

Ella se tragó la voz, y no dijo nada. Siguió sus mismos pasos hasta el manzano y allí paró mientras Ramón aún se alejaba un poco más y subía un pequeño montículo perdiéndose de vista. Aquel árbol proporcionaba una sombra realmente apaciguadora, y sin duda fresca. No cabía duda de que allí, junto a su delgado tronco, bajo su copa, haría unos cuantos grados menos. El aire ya no abrasaba al respirar. Y la tierra que vestía sus raíces era mullida y se diría que hasta confortable.

-         ¡Tuvimos la ocurrencia de pensar que quizás esto era el Edén! – Ramón había vuelto, ataviado con una manta, una bota de vino, y un bote de cristal alargado, probablemente donde antes guardaba alguna fruta almibarada, cerezas en aguardiente, o quizás aceitunas. – Pensábamos que de este manzano nació el primer pecado. El sitio es idílico, desde luego. Y con esa idea, y aquella fantasiosa ingenuidad, - mientras hablaba extendía la manta en el suelo y ofrecía vino a Allegría que rehusaba beber- después de escapar tú aquella noche de la casa de tu abuelo, viniste aquí a medianoche; te besé; nos desnudamos y bañamos en el agua en un agosto aún más ardiente que este. E hicimos el amor. En el agua, y después secos, bajo el manzano. Pero hubo algo que no te dije. Y tú te fuiste a la ciudad. Y nunca más te ví.
-         No sabía que habías…
-         No te dije aquella noche que te amaba – le interrumpió él.- Y morí con ello. ¡Ah, sí…! Que había muerto. Bueno… ¡ya no éramos jovencitos precisamente! La tierra y el rebaño cansan mucho. Y me llegó mi hora simplemente. Si estamos aquí es porque le pedí a la muerte que me esperara apenas un tiempo. Ya sabes, siempre quedan asuntos que resolver…Tu hijo subirá aquí en un par de meses.
-         ¡Ay Ramón…! – Allegría era solo su nombre. Ahora lloraba y el arrepentimiento no era una sospecha sino un reguero de lágrimas.- Mi hijo…
-         Ahora, simplemente me permitiré la licencia de dejarle cuanto tengo, y darle un pellizco en el corazón, que vuelva a casa pensando en su vida.
-         Yo…-aún gimoteaba. Las palabras de Ramón la consolaban pero solo a medias.- Me fui de aquí sin saber lo que llevaba en mi vientre…


-         No te pido explicaciones. Solo ven aquí, recuéstate conmigo bajo nuestro particular árbol prohibido y dime, si después de tanto tiempo, después de la muerte aún podrías quererme como hice yo durante toda mi vida.


Ella se enjugó las lágrimas y sonrió, y sonrieron sus ojos, se apresuró a arrimarse a aquel pastor y lo besó en los labios como hacía casi sesenta años que no lo besaba. Aquella tarde etérea alcanzó una noche etérea gemela de otra igual muchísimo tiempo atrás. Toda una vida atrás. Cuando pasó el tiempo, cuando quisieron tener otra vez noción de la realidad, recogieron los bártulos, y con ellos su amor, y volvieron a la cabaña de piedra tras la colina que arropaba al manzano, despacio y de la mano.

-         Pronto volverá nuestro hijo, y le estaré esperando.


A los pies del manzano yacía un bote de cristal transparente, con una foto de Ramón sonriendo, con la misma sonrisa que ahora le ilustraba la faz…


Francisco José Rodríguez Romero
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 Astra las estrellas astrománticos!

martes, 31 de mayo de 2011

¿Yo?

BSOnº10: Chicago - Vetusta Morla y Christina Rosenvinge


En esta ocasión, e inspirándome en los escritos de un amigo, a partir de los múltiples test que rulaban y siguen rulando por la internet y desempolvando algunos que tenía en emails de hace hasta 6 años, he conseguido un recopilatorio con 100 cosas sobre mí.



1-Nombre: Francisco José Rodríguez Romero
2-Tu cumpleaños: 27 de Diciembre. 
3-Años: 21.
4-Lugar de nacimiento: Sevilla
5-Signo: Capricornio.
6-Color de pelo natural: Negro.
7-Color de pelo que tienes: Negro.
8-Color de ojos: Marrones.
9-Numero: el 2, el 23, y el 3220.
10-Color favorito: Blanco, Negro, Violeta y Turquesa.
11-Dia: Viernes
12-Mes: Diciembre
13-Canción: Me gusta demasiado la música. Pero la que se me acaba de ocurrir es Creep, de Radiohead.
14-Comida: Americana. Insana, pero pfffff…qué buena…
15-Estación del año: Una primavera como esta. No es verano, pero como si lo fuera…
16-Deporte: Natación, badminton (un deporte frustrado…), baloncesto, fútbol, tenis…Como seguidor me gusta el deporte bastante. Practicar, practicaba el basket, hacía natación hasta hace poco, y el badminton siempre me gustó mucho en el instituto.
17-Bebida: Té frío.
18-Tatuajes: Ninguno, no me gustan, al menos no para mí.
19-¿Has estado en otro continente?: En la parte Asiática de Estambul, Asia vamos.
20-¿Has tenido alguna fractura?: Sí. Metacarpo del anular de la mano derecha.
21-¿Cerveza o vino?: Ambos dos. Me gusta cada vez más la cerveza, en sus diferentes estilos, formas, colores, sabores, destilaciones y orígenes. Y un buen vino en una buena cena, con buena compañía, es también una excelente elección. 
22-Color de ropa interior favorita: Negro.
23-Número de calzado: Depende de qué calzado sea, y de qué marca. Tengo chanclas del 44, zapatillas del 45, zapatos de vestir del 46, y unas deportivas del 47-48. 
24-¿Supersticioso?: No mucho.
25-Tipo de música de referencia: La música. Me gusta Mozart, Wagner, Satie, o Paganini. También Camarón, System of a Down, Mike Oldfield, Enya, Yann Tiersen, Edith Piaf, Ismael Lö, Vetusta Morla, las buenas bandas sonoras de John Williams, Elfman, Zimmer, o Horner, la música celta de los Chieftains , la electrónica de Daft Punk, la medie-metal de Blind Guardian…¿Sigo?
26-Tema de conversación más detestado: Política. Lo odio. Y con los amigos aún más.
27-¿Quién de tus amigos vive mas lejos?: Todos los que dejé en Alicante supongo.
28-Si pudieras ser otra persona por quién te cambiarías: Por mi padre.
29-Tu apodo: Solo hay dos personas que me llamen diferente a “Fran”. Uno me llama “Ciervo” (igual que yo a él), y el otro me llama “Míster”.
30-¿Qué te gusta que te regalen?: Películas y ropa.
31-¿Coleccionas algo?: Sí, etiquetas. 
32-¿Tienes alguna fobia?: Fobia como tal no. Pero no soporto las cucarachas. Lo más parecido al miedo o fobia por algo que tengo, es sin duda a las cucarachas.
33-Equipo: F.C Barcelona. El mejor del momento, del mundo, y hay quien dice que de la historia.
34-Un lugar para perderte: Con Sevilla me vale bien. 
35-Un viaje que no vas a olvidar: El viaje a Turquía. 
36-El mejor invento de la historia: El sexo. 
37-Un lema o una cita: La vida es un negocio, y nosotros la calderilla.
38-Tres cosas que te destacan: Pues, no se me ha dado nunca bien autoanalizarme, pero ya puestos…Creo que soy bastante educado, tengo cierto don de palabras y de gentes y soy bastante pesimista.
39-Te da vergüenza: Muchísimas cosas. Soy bastante vergonzoso, porque soy bastante inseguro.
40-Te pone feliz: Últimamente, el buen tiempo, ver a mi gente, y tener determinadas conversaciones.
41-Te pone triste: Muchas cosas por desgracia.
42-Te duele: Recordar; y que metan el dedo en la llaga de mis inseguridades, mi forma de ser, mi humor especial, mi físico, y cosas así.
43-¿Tienes un diario?: Diario como tal, no. Sin embargo este blog hace las veces de diario en tanto en cuanto recojo mis pensamientos, alguna que otra experiencia, etc.
44-¿Te gusta cocinar?: Pues ni me gusta ni me disgusta. Sencillamente no se cocinar gran cosa. Pero es algo que me inquieta y a lo que tarde o temprano le pondré dedicación. Una de las mejores conquistas es la del estómago, sin duda.
45-¿Tienes un secreto que no le has contado a nadie?: Pues no lo se, la verdad. Supongo que sí, pero soy una persona muy transparente, así que pocos; supongo que las más íntimas intimidades.
46-¿Pones tu reloj unos minutos adelantado?: No. Pero sí pongo dos despertadores. Uno a la hora deseada y otro 10 minutos antes para ir preparándome el cuerpo pero poder retozar un poco más.
47-¿El último pensamiento antes de dormir?: Suelen ser dos o tres, y siempre los mismos. Pero me los guardo.
48-¿Tu mejor rasgo?: Pues no se si es el mejor o el peor, pero soy una persona bastante sensible. Defecto y virtud supongo. Tierno para unos, vulnerable para otros.
49-¿Tu fruta favorita?: Sandía.
50-¿Tu lugar favorito?: Mi cama.
51-¿Tienes una manía?: Suelo dormir con una pierna dentro de las sábanas y la otra fuera. Cuando me ducho, me echo el gel de baño en cantidad en una mano, y luego lo reparto a partes iguales en la otra mano. Justo antes de cerrar el grifo de la ducha, pongo el agua muy muy caliente, para tener el cuerpo caliente en el trasiego entre que abro la cortina y cojo la toalla y me la pongo; así no cojo frío.Soy un maniático de los colores. Me gusta que lo que visto sea o del mismo color o de colores complementarios, pero nada de dos blancos diferentes, o dos negros diferentes, o rojo y naranja, o amarillo y blanco…No me como las uñas, pero sí me muerdo la piel muerta de los dedos. Me peino cabeza abajo, como si tuviese una melena…Iluso de mí, genéticamente estoy destinado a ser calvo…Generalmente necesito darle aunque sea un sorbo a la bebida antes de empezar con la comida. Y creo que poco más.
52-¿Te quieres casar?: Supongo que sí, que tarde o temprano asentaré la cabeza, aunque si se tratase de hacerlo hoy, antes sería monje budista.
53-¿Te gustan las tormentas?: Me encantan. Un disfrute. Uno de los placeres de la vida. El otro día hubo tormenta. Dormí con la ventana abierta, aunque me salpicaba un poco la lluvia, pero merecía la pena, escuchar la cólera de las nubes un rato. Y más en plena noche.

 Yo...
54-Yo tengo: Ansiedad por vivir mucho y pronto.
55-Yo deseo: Tantas cosas…
56-Yo odio: La hipocresía (aunque yo la profese de vez en cuando, para qué negarlo), la soberbia, la arrogancia, la inmadurez, y que me den la razón del loco.
57-Yo le tengo miedo: A la soledad. Hace unos años a la muerte también; ahora ya no.
58-Yo estoy encantado de: De rodearme de quienes me rodeo, y de tener bastante ojo a la hora de elegir mis amistades; pocas, pero de calité.

59-Yo lamento: No haber dicho “Te quiero papá”.
60-Yo siempre: Pienso demasiado.
61-Yo no estoy: Tranquilo. Estoy en un estado continuo de inquietud. Necesito transformar mis energías, conocimientos y posibilidades en algo productivo, sin embargo las oportunidades son escasas. Y no es todo lo que me inquieta, no obstante…
62-Yo bailo: Nada. Al menos, nada reconocible si me ves bailar. Intento coger ritmillo, y no ser demasiado patético. Lo cierto es que no se si lo consigo.
63-Yo canto: Lo que mi tesitura me permite. Cuando aún estaba en el conservatorio y tenía la voz caliente y entrenada, me atrevía con casi todo. Mal o bien, al menos solía afinar y mantener un correcto ritmo. Así que, en correcto se queda la cosa.
64-Yo lloro: Mucho. Un llorón.
65-Yo escribo: Sobre lo que considero “pequeñas cosas”. Y si simplemente me apetece escribir y no se me ocurre sobre qué, o no me veo lo suficiente inspirado para abordar el tema que me apetece, recurro a cosas como esta chorrada de test. A fin de cuentas me apetecía hablar sobre mí, y esto me permite hacer una pequeña monografía.
66-Yo gano: A todo lo que pueda. Soy muy competitivo. No me gusta nada perder. Últimamente gano siempre en juegos de mesa (Rummy, Scattergories, Trivial, Monopoly…) y a los bolos, una habilidad que desconocía de mí mismo hasta hace no mucho, pero se me dan bien, la verdad.
67-Yo pierdo: Pues, a juegos que dependan un poco más del azar.
68-Yo me confundo con: Los verbos amar, gustar, atraer, excitar y “amistar”. Siempre los confundí.
69-Yo necesito: De nuevo, tantísimas cosas…Debo aprender a ser paciente. Es una de mis tantas carencias. Y a estar solo. Hace tiempo que no se estarlo y supongo que por eso me da miedo.


 Sería capaz de...

70-¿Comer un gusano?: Si no me quedase más remedio...
71-¿Matar a alguien?: Si alguien me diese motivos…Que nadie me toque a mis amigos, familia, perro, y a la gente que me importa, y no tendré que arruinar mi vida yendo a la cárcel.
72-¿Tener sexo con alguien a quien no quieres?: Sí.
73-¿Conseguir algo a costa de los demás?: Sí. Si no lo hago yo, lo hará otro a costa mía.
74-¿Cantar en un karaoke?: No.
75-¿Salir con alguien por su aspecto?: Solo por su aspecto ni de coña.
76-¿Ser vegetariano?: Mmm no, me quedo como estoy, siempre me he considerado parcialmente carnívoro.
77-¿Robar en una tienda?: Muy necesitado tendría que estar.
78-¿Aparecer en un video porno?: Sí.
79-¿Teñirte el pelo azul?: Sí.
80-¿Ser un superviviente?: Sí.
81-¿Usar maquillaje en público?: Depende de qué maquillaje hablemos, o para qué. Lo he usado en carnavales, si vale eso…
82-¿Hacer trampa en una prueba?: No. No sirvo para eso. Nunca fui capaz de hacer chuletas. La única vez que las hice, no fui capaz de sacarlas…
83-¿Hacer llorar a alguien?: Voluntariamente no. O al menos no llorar tristemente. Si hago llorar de risa, o de emoción, pues tampoco está mal.
84-¿Salir con alguien 10 años más viejo que tú?: Sí.
85-¿No dormir en toda la noche?: Sí.


Otras cosas... 


86- Helado favorito: Nata con nueces.
87- Un sueño cumplido: Dar un concierto en un teatro siendo miembro de una orquesta de cuerda.
88- Animal favorito: La ardilla.
89- Perfume favorito: Hoy en día uso dos, y me gustan mucho ambos dos. Black XS y Cool Water.
90- Una parte del cuerpo: Los labios.
91- Una flor: El jazmín.
92- Un planeta: Saturno
93- Un pecado capital: La lujuria.
94- ¿Cómo te gustaría llamarte?: Arturo o Gabriel, que por otro lado son los nombres que me gustarían para un futuro hijo.
95- Un coche: Ahora mismo me gusta mucho, dentro de lo accesible (aunque no sea accesible para mí porque no tengo un puto euro...) el Renault Megane Coupé.
96- Un idioma: Me gusta el inglés porque es el que mejor se me da aparte del castellano, claro. Pero me encantaría hablar francés a la perfección, y el alemán también.
97- ¿Te gusta tu letra?: Ahora no tanto. Pero siempre tuve muy buena letra; letra de chica según muchos. Y todo a pesar de ser zurdo. Con tanto coger apuntes rápido o en plan perro, algo se ha estropeado, pero sigue sin ser fea.
98- Algo de lo que te alegres: De que hayas llegado a leer hasta aquí.
99- Una obra de arte: "El sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar", de Salvador Dalí.
100- Por último: Astra las estrellas astrománticos! 




sábado, 28 de mayo de 2011

Que alguien me sueñe

BSOnº9: Dream a Little Dream of Me - Louis Armstrong and Ella Fitzgerald
(Escuchar más de 1 vez durante la lectura, que no pare la música...)

Mi perra lamiéndose una vez más como parte del atrezzo de esta escena en la que la camiseta se me pega al cuerpo como si fuese chocolate derritiéndose al sol entre unos dedos infantiles.

Dos voces tan disonantes, tan queso y nocilla, pero tan sabrosas juntas como ambos dos alimentos.

Traen recuerdos de tomeito y el tomato, el poteito y el potato. Me capturan y me llevan a esa peli que ya alguna otra vez nombré, Pleasentville, aunque en la peli sean los 60’ y estos dos me arrastren unas calles más en el tiempo, hasta donde el amor era clásico y solo se relacionaba con eso, con amanecer con el amanecer, entre palabras vestidas de sonrisa, con ojos brillantes y emocionados como espectadores.

En la soledad de esta noche, noche en la que soy leyenda, no por hacer nada grandioso, sino porque vivo solo en el mundo, mi perra y yo, yo y mi perra, por una vez me he resignado a dormir pronto.

Y es que me gusta tanto dormir, y a la vez lo detesto tanto…A veces me sorprendo a mí mismo imaginando esta conversación:



-         Hola.
-         Hola…
-         Ay… ¿Estabas dormido verdad? Lo siento…
-         No pasa nada…Me es más productivo hablar contigo que dormir. No tengo presupuesto para una habitación secreta, un estudio para el retiro. Así que durmiendo abro la puerta y me voy de este mundo un rato. Pero en realidad, es una gran pérdida de tiempo, duermo por hacer algo, por no hacer nada.
-         Qué profundo…¿Sabías que pasamos una media de 23 años durmiendo a lo largo de nuestra vida?
-         Sí, claro que lo sabía… ¿No ves que la conversación la estoy imaginando yo, y tú soy yo también?
-         Mmm…Es verdad… ¿Nos saltamos entonces los preliminares y hacemos el amor?
-         No…Recuerda que tú sigues siendo yo…Yo no lo haría…Y tú tampoco.
-         ¿Dormimos pues?
-         ¿Qué crees que estamos haciendo?
-         Soñar, por supuesto.
-         Touché


Qué melosa y melódica es Ella.

Qué larga noche. En el mundo cibernético todo el mundo dormita. Los que no lo hacen se perdieron en el mundo de los usuarios. Las estrellas hoy snobs, acampan en un cielo demasiado alto en la escala Celsius. El cine, mi cine, estaba cerrado por avería esta noche. ¿Qué hago? Estoy aburrido de estar aburrido… (Y esta frase no es mía…).
 

Lo cierto es que me consolaría saber, que esta noche, cuando acabe de escribir, cuando, definitivamente contemplase ya acabado otro de los capítulos de mi diario, cuando me acomodase en esta cama de matrimonio a veces demasiado grande para uno solo en la que duermo con 2 almohadas, cuando por fin cerrase los ojos, tomase una respiración honda, contenida por 1 segundo para escupirla a la noche en forma de “Adiós”, cuando después de eso me quede dormido y quizás (ajolá) sueñe algo, cuando todo eso ocurra, haya alguien al otro lado (no sé qué lado es ese) que sueñe conmigo.


Da igual el sueño. No importa si en él salvo el mundo o a un animal malherido. No importa si en él soy presidente del gobierno o un ladrón, valga la redundancia. No importa si en él beso bien o beso mal. Pero al final del sueño, sería bonito terminar soñando, y cuando me despertase, despertarme.

Se me antoja que este verano también susurra con su brisa (un verdadero susurro, porque la brisa es en sí un susurro…casi imperceptible; la noche nos quiere ver brillantes y sudorosos) “Te amo”. Aunque sea mentira, o no sea eso lo que quiere decir, sino más bien un guiño lujurioso.

En este maremágnum, en esta miscelánea de ideas que ahora resumiré, se me ocurre en esta noche que fuerza al aislamiento, una de esas preguntas fantasiosas. Si una vez planteé la idea de la lluvia caliente, ¿nunca pensásteis “a este momento le pondría “ésta” banda sonora”?
 

 Algunas veces uno se mete en el papel de su vida, y se ve a sí mismo, sus comportamientos, sus lágrimas, su día a día, como si del montaje de una película se tratase (es fácil incluso acordarse de algunas escenas semejantes), y después no es arduo ponerle música.

A mí a esta noche más rara que otras porque empezó a desinflarse demasiado pronto, se me ha antojado ponerle música negra, pero contenta, por ser voces que sonríen. Me parecía esta vez demasiado masoquista escribir algo mediocre (como siempre, por otra parte…) y encima ponerle el típico pianito de Nyman, algo de Tiersen, o incluso repetir con Satie… Porque si lo que pretendía era hablar del sueño y el dormir, como un consuelo, como un comodín, y en esta maldita noche, como una amarga compañía (“Hola soy un sueño de ti mismo y te acompañaré en la maravillosa aventura de la madrugada del sábado 28 de mayo!”), lo que tampoco quiero es dormirme mientras escribo, entumecer mi cerebro más de lo que ya lo está.

Por cierto Andy, súmale a mis ya bautizadas horas, la hora Pi, las 3:14 de la madrugada, hora aproximada en la que escribo estas líneas.

Abstract. Duermo turnando almohada rosa y almohada blanca. Una vez dejo que forniquen una encima de la otra. Otras veces dejo que riñan entre sí y acaben mirando cada una a un lado, y yo retozo con ellas por separado, como si de dos chicas y yo se tratase. No tengo pesadillas, pero tengo al calor. Si cuando tengo pesadillas suelen basarse en persecuciones del tipo que sean (hasta de dinosaurios!), en estas madrugadas, es el calor el que me persigue, el que me llama con un dedo en el hombro contrario, para que mire y no lo encuentre. Los mosquitos acuden a mí como si del viaje a la Meca de sus vidas se tratase. Beben de mí. Yo mientras me giro a un lado y a otro en la cama, deseando no perder más el tiempo durmiendo, y deseando dormir más y más, porque se que en algún momento soñaré algo bonito, porque se que aunque esta madrugada, sea solitaria, calurosa, claustrofóbica y solitaria (otra vez), y no pueda refugiarme en ningún entretenimiento o conversación de interés, quizás alguien en los 50 soñó con que los besos se esparcieran en las sábanas mientras las estrellas se disolvían en el amanecer igual que yo lo imagino ahora, quizás alguien soñó conmigo. 

Quizás alguien sueñe un pequeño sueño sobre mí...


 Astra las estrellas astrománticos!


PD: Hoy le dedico la entrada a Rafa, por hacerme, años atrás, aquella foto mientras dormía, y decir en su momento: "[...] una foto muy especial del mister( que desde hace tiempo es mi idolo, porque aparte de machoman, le echó por entonces dos cojones al mundo que yo no habria tenido), de aquellos tiempos en que estudiábamos para selectividad, se quedó dormido el pobrecillo totalmente cansado en mi cama, y no me resistí a hacerle una foto con el móvil [...]"

Me remito a mis palabras de entonces: "[...]No fueron tantos los cojones que le eché, lo que pasa que tenía más cojones alrededor para luchar...Y eso se nota...[...]".

Hoy, sigue siendo igual ;)



domingo, 22 de mayo de 2011

Enjoying the joint



Lo he hecho. He fumado. Lo he inhalado. Lo he empollado. Lo he liberado al mundo. Me lo he fumado. El primer porro.


A cada letra que escribo me despido tristemente de sus efectos, pero quería recoger la crónica.

Dos días de una fiesta que prometía antiguas promesas. Sexo, droga y rokn’roll. Ni sexo, ni droga, ni rokn’roll. (Otro día podría contar qué cosa fue más triste no tener).

Una fiesta que fue en desorden. ¿Bebida, cortejo, fracaso? ¿No al fracaso, cortejo, no cortejo, bebida?...El caso es que lo primerito que esperaba llegó lo ultimito. Pero a fin de cuentas, en el currículo vital de la vital, lo que cuentas es tenerlo, tarde o temprano.
 
Así que antes de recoger los bartúleos sentimientos, probé un porro de hierbas. Llamemos al porro por su nombre: Canaleta-conductora-de felicidad. Sé que no es real, es más es amargo pensar en que escribo estas líneas solo para saber de qué soy capaz huérfano de lo que yo considero mis plenas facultades.  (Y es que escribo con los dedos adormecidos, o como si no fuesen míos, sombra de una luz azulada propia del televisor de la familia de polstergeist, o del ordenador primitivo del Dr. GanG). Como digo, sé que no es real, pero en cualquier caso, la poca felicidad que yo tuviera, la sacó a flote y por momentos se ha potenciado. Y con esto quiero decir, que esta noche tuve la risa más sentida, más feliz, más…abstrayente del mundo, hacia el cielo alto, y…no me acuerdo de ni de qué me reía, pero tuve que llenar el pecho peleándome con el aire por el alquiler más de lo que debiera, [porque necesitaba más y más aire para reír más y más fuerte.]

He sentido que podía volar, y que no lo hacía, simplemente por no herir el orgullo de los que me rodeaban, y por eso me he quedado en tierra…

He llegado al salón del piso, entrando por un pasillo lúgubre, entre balanceo y balanceo de mi propio cuerpo al más puro estilo zombie, hasta encender la amarillenta-dorada luz, que convertía la escena, en el porche [alguna casa victoriana a lo Sommersby]… Y ahí me he echado en el colchón con este tercerapersonismo de mí mismo, con esta sensación de marioneta sujeta a la voluntad del porro. A escribir tantas cosas que he sentido con la ilusión del quinceañero que no hace tanto que dejé de ser…Porque para algunos un porro es…tan tonto como la virginidad, como la primera copa, como probar todo lo que precozmente se prueba ahora…Pero para mí, llegó ahora y se me adormece la boca y los labios, y hasta el pensamiento y el contemplar del desfile de mis propios movimientos, recordando todo ese adormecer y contemplar. 


Alcoholizado sin tanto alcoholizar. Adrenalinado, con mucha adrenalina, eso sí. Fueron tantas cosas que cuento en desorden y que juro ahora que mañana ordenaré, aunque sea mentira y realmente lo que quiera decir sea tal cual y en el orden que ahora decido…Fueron tantas…¿y ese alzar de manos de cera mientras yo deducía pestañas [barnizadas] al viento? ¿Y ese latir de los párpados y ese pestañeo del corazón cuando ves a tantas personas juntas, tan diferentes y tan parecidas, que te enamoras de todo el mundo por su brillo nacarado de misticismo?



¿Sabéis qué? Llamadme hippie. O Flipy. Pero a ese porro le faltó un aliñito de pétalos, de estos reconfortantes; incluso desde antes de ser fumado. Porque la música, la letra, y la cantante monologuista, eso lo pedían. Incitaban a ello. Y, o todo valía y yo para nada servía, o nada valía para lo que yo servía, el producto fue el mismo, y de fondo el mismo el telón. Sin saber qué fue este porro lo que pudo estropear.

Ellos dicen, “te sugestionas”, “te lo imaginas”…¡Pero qué indignante! ¿Por qué dudar de algo que no puedo haber imaginado porque nunca he experimentado? Han sido 3-4 caladas (no recuerdo) que no dan para mucho. Pero a mí sí ¿y qué? 3-4 caladas, como 3-4 porros tuyos, si yo digo que yo he cambiado, es que lo he hecho.

Riendo con fuerza, viviendo la paciencia, recordando con amargura, la del limón, y la del pomelo.

Ah sí, antes de probarlo (ahora me acuerdo) anoté en mi chapucero-bloc de notas, alguna sensación más. Como la auto-encarnación en cabAllero de hojalata, cuando el vibrar de los altavoces que hace vibrar el latón de tu pecho…eso se suma a esas manos de cera danzantes. A ese olor imaginario a champú; a esa imaginaria fusión de carmesíes, mucho más lejos de allí con otra cabEllera…


Desde luego a todo este desprovecho de contar la lentitud del cuerpo, la deambulación, el lengüeteo, y ese regustillo de abstracción, le debo una respuesta. En forma de opinión, o descripción más objetiva, fuera del cuerpo del moñamente narcotizado sujeto. En forma de mí absuelto de estos efectos de una bebida muy fina, con un cariz metálico que engrasa las visagras de mi danzar. Porque eso, también es porro.

Qué ingenuidad, qué frescura e ignorancia, que todo lo flipo como lo que ya dije, el quinceañero que fui (sin duda con otras pretensiones aún). Esto lo escribo para compartirlo contigo; para que te rías del relato de una primera vez, o para que lo deleznes, o desdeñes o lo pongas en [tu] bandeja de reciclaje, de intenciones o emociones.

Lo dejo, no escribo más. Mañana valoraré si fue mejor la idea de dejar esto tal cual fue escrito sobre las 3:30 de la mañana de la fiesta, o darle una cronología, que a la vez será [anacrónica.]

¿Y esos colores en la luz? ¿Qué excitante fue todo no? ¿El sexo despertado?¿Como si [Afrodita] se personase? Te convence de tí mismo y tu capacidad.


La tensión ocular me subió, tenía los ojos tiesos y extensos como platos… ¿Me cambiaría el gesto? ¿O seguiría teniendo el de tonto de siempre…?

Sin duda lo mejor de todo, fue ese mineral tetraédrico, esa gema propia de la cabeza de un SIMS, dentro de mí, increíblemente gelatinoide, haciendo burbujas cíclicamente autocerrables, estallando del ombligo al corazón y volviendo a renacer, continuamente. Con esta pesadez de párpados…Creo que diré Astra las Estrellas Astrománticos, [escribo] con los ojos cerrados… ¿Qué tal fue? ¿Todo bien? He abierto los ojos, [me he quedado dormido escribiendo y he seguido haciéndolo] estoy realmente mal de la azotea…

Ya diré algo más maduro.
Ahora sí

Astra las Estrellas astrománticos!!

lunes, 25 de abril de 2011

Sensaciones y la ingravidez

BSOnº7: Dr. Tyrell's Owl - Vangelis - Blade Runner OST


Dice la biblia de las palabras:
Elucubrar
1. tr. Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad.
2. tr. Imaginar sin mucho fundamento.


                                          
 
No sabía que ese verbo que tantas otras veces había usado definía tan precisamente lo que con imprecisión yo elucubraba en algún momento de algún día no muy lejano a este (sea cual sea este); un día en el que el cielo se levantó blanco como si de la Luna hubiesen colgado un lienzo hasta aquí, y alguien se hubiese encargado de esgrimir un pincel tirando a grueso, hendido su cabellera en sangre cyan y hubiese ensuciado ese lienzo con ese mismo color...


Y entonces yo, sin más fundamento que la brisa húmeda y tropicalmente tibia que me salpicaba la cara, cerré los ojos e imaginé el sol metamorfoseando mis párpados en traslúcido cartílago murcielagario haciéndome llegar a las retinas el rojo de las persianas de mis ojos, y un epicentro más claro, el sol. Y verme los párpados por dentro, tal cual los ves cuando dormitas bronceándote en alguna playa y como aquí relato, me hace siempre revivir el dejà vu.

  El dejà vu del dejà vu...Y es que soy capaz de recordarme a mí mismo en el mismo hábitat que me procuran mis ojos (todo rojonaranjabrillantecálido) pero aún en el vientre de mi madre, aún siendo parte de los pronósticos de la ciencia, aún flotando ingrávido, exento de preocupaciones, exento de frío o calor y por el contrario dotado de 36 grados justos, exento de hambre, exento de la luna, porque solo conozco el sol y a Mozart...Ese al que escucho alguna vez clamar a la Ira de Dios, mientras yo en el regocijo de mi más rotunda no existencia, pululo en amniótico (que no agnóstico) como si de una galaxia entera se tratase, y yo fuese basura espacial...O más delicado, una medusa burlando las densidades de los océanos...


 ¿Nunca has sentido mientras dormías y no dormías, que por momentos te despegabas del colchón? Como si la gravedad se volviese loca y fueses parte del baile de un muelle que te sortea entre el techo y el suelo, yendo y viniendo, hasta que entre tanto juego, el corazón pega un vuelco conspirando con el espaldarazo que das en la cama, y entonces...abres los ojos.

Entonces volví a la realidad; porque no tenía razón de ser que el aire bochornoso del coche, por mucha bofetada en mi jeta incitase a mi materia gris a la autohipnosis regresiva, a una abdución parturienta que finalmente me contextualizase en el útero de mi madre, no más que como feto sietemesino; y todo esto disfrutando in situ solo de un cielo blanco, aire caliente, los párpados en cuclillas, un sol de imitación, y el acierto de recordar a Vangelis en tremendo fantaseo.

Pues sí, todo esta confusión, fue real, la sentí en serio, en un par de minutos, gratis (importante) y sobre todo...

Feliz cumplemuerte papá, aunque sea con retraso, ¿no te importa no?

Asta las estrellas astrománticos!