Dice la biblia de las palabras:
Elucubrar
1. tr. Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad.
2. tr. Imaginar sin mucho fundamento.
No sabía que ese verbo que tantas otras veces había usado definía tan precisamente lo que con imprecisión yo elucubraba en algún momento de algún día no muy lejano a este (sea cual sea este); un día en el que el cielo se levantó blanco como si de la Luna hubiesen colgado un lienzo hasta aquí, y alguien se hubiese encargado de esgrimir un pincel tirando a grueso, hendido su cabellera en sangre cyan y hubiese ensuciado ese lienzo con ese mismo color...
Y entonces yo, sin más fundamento que la brisa húmeda y tropicalmente tibia que me salpicaba la cara, cerré los ojos e imaginé el sol metamorfoseando mis párpados en traslúcido cartílago murcielagario haciéndome llegar a las retinas el rojo de las persianas de mis ojos, y un epicentro más claro, el sol. Y verme los párpados por dentro, tal cual los ves cuando dormitas bronceándote en alguna playa y como aquí relato, me hace siempre revivir el dejà vu.
El dejà vu del dejà vu...Y es que soy capaz de recordarme a mí mismo en el mismo hábitat que me procuran mis ojos (todo rojonaranjabrillantecálido) pero aún en el vientre de mi madre, aún siendo parte de los pronósticos de la ciencia, aún flotando ingrávido, exento de preocupaciones, exento de frío o calor y por el contrario dotado de 36 grados justos, exento de hambre, exento de la luna, porque solo conozco el sol y a Mozart...Ese al que escucho alguna vez clamar a la Ira de Dios, mientras yo en el regocijo de mi más rotunda no existencia, pululo en amniótico (que no agnóstico) como si de una galaxia entera se tratase, y yo fuese basura espacial...O más delicado, una medusa burlando las densidades de los océanos...
¿Nunca has sentido mientras dormías y no dormías, que por momentos te despegabas del colchón? Como si la gravedad se volviese loca y fueses parte del baile de un muelle que te sortea entre el techo y el suelo, yendo y viniendo, hasta que entre tanto juego, el corazón pega un vuelco conspirando con el espaldarazo que das en la cama, y entonces...abres los ojos.
Entonces volví a la realidad; porque no tenía razón de ser que el aire bochornoso del coche, por mucha bofetada en mi jeta incitase a mi materia gris a la autohipnosis regresiva, a una abdución parturienta que finalmente me contextualizase en el útero de mi madre, no más que como feto sietemesino; y todo esto disfrutando in situ solo de un cielo blanco, aire caliente, los párpados en cuclillas, un sol de imitación, y el acierto de recordar a Vangelis en tremendo fantaseo.
Pues sí, todo esta confusión, fue real, la sentí en serio, en un par de minutos, gratis (importante) y sobre todo...
Feliz cumplemuerte papá, aunque sea con retraso, ¿no te importa no?
Asta las estrellas astrománticos!
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