lunes, 25 de abril de 2011

Sensaciones y la ingravidez

BSOnº7: Dr. Tyrell's Owl - Vangelis - Blade Runner OST


Dice la biblia de las palabras:
Elucubrar
1. tr. Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad.
2. tr. Imaginar sin mucho fundamento.


                                          
 
No sabía que ese verbo que tantas otras veces había usado definía tan precisamente lo que con imprecisión yo elucubraba en algún momento de algún día no muy lejano a este (sea cual sea este); un día en el que el cielo se levantó blanco como si de la Luna hubiesen colgado un lienzo hasta aquí, y alguien se hubiese encargado de esgrimir un pincel tirando a grueso, hendido su cabellera en sangre cyan y hubiese ensuciado ese lienzo con ese mismo color...


Y entonces yo, sin más fundamento que la brisa húmeda y tropicalmente tibia que me salpicaba la cara, cerré los ojos e imaginé el sol metamorfoseando mis párpados en traslúcido cartílago murcielagario haciéndome llegar a las retinas el rojo de las persianas de mis ojos, y un epicentro más claro, el sol. Y verme los párpados por dentro, tal cual los ves cuando dormitas bronceándote en alguna playa y como aquí relato, me hace siempre revivir el dejà vu.

  El dejà vu del dejà vu...Y es que soy capaz de recordarme a mí mismo en el mismo hábitat que me procuran mis ojos (todo rojonaranjabrillantecálido) pero aún en el vientre de mi madre, aún siendo parte de los pronósticos de la ciencia, aún flotando ingrávido, exento de preocupaciones, exento de frío o calor y por el contrario dotado de 36 grados justos, exento de hambre, exento de la luna, porque solo conozco el sol y a Mozart...Ese al que escucho alguna vez clamar a la Ira de Dios, mientras yo en el regocijo de mi más rotunda no existencia, pululo en amniótico (que no agnóstico) como si de una galaxia entera se tratase, y yo fuese basura espacial...O más delicado, una medusa burlando las densidades de los océanos...


 ¿Nunca has sentido mientras dormías y no dormías, que por momentos te despegabas del colchón? Como si la gravedad se volviese loca y fueses parte del baile de un muelle que te sortea entre el techo y el suelo, yendo y viniendo, hasta que entre tanto juego, el corazón pega un vuelco conspirando con el espaldarazo que das en la cama, y entonces...abres los ojos.

Entonces volví a la realidad; porque no tenía razón de ser que el aire bochornoso del coche, por mucha bofetada en mi jeta incitase a mi materia gris a la autohipnosis regresiva, a una abdución parturienta que finalmente me contextualizase en el útero de mi madre, no más que como feto sietemesino; y todo esto disfrutando in situ solo de un cielo blanco, aire caliente, los párpados en cuclillas, un sol de imitación, y el acierto de recordar a Vangelis en tremendo fantaseo.

Pues sí, todo esta confusión, fue real, la sentí en serio, en un par de minutos, gratis (importante) y sobre todo...

Feliz cumplemuerte papá, aunque sea con retraso, ¿no te importa no?

Asta las estrellas astrománticos!

miércoles, 6 de abril de 2011

De mayor: tenebriónido

BSOnº6: Gymnopédies, nº1 - Erik Satie

Jamás pensé que esta sería mi elección. Pensé en el perro, amigo fiel; demasiado típico tópico. Nunca me gustaron los gatos, pero sí volar, así que quizás un halcón; aunque la discreción a veces es un don, y puestos a elegir, por qué no un colibrí...
Pero ¿qué hago yo moviendo tan airadamente las alas, más de 5000 veces al minuto?

¿Y un Gran Blanco? El gran tiburón, el rey del mar...Así al menos no viviría con el miedo a morir ahogado, no tendría nada que temer siempre y cuando no me acercase por aguas asiáticas...Mmm, pero no...Si no me gusta el miedo, menos aún atemorizar...

Jamás pensé que esta sería mi elección, lo cierto es que no. Pero al final me acordé del escarabajo de playa...


Qué vida tan nimia, tan nómada y a la vez sedentaria...Qué día a día tan desértico y a la vez tan marinado...

Es cierto que es una elección atrevida, arriesgada...Un bichito que engendra a tantas y tantos, repugnancia, desdén, antipatía, como poco odiosa ignorancia...Para los indiferentes, ese insecto no es más que una abominación...El fruto de una noche de pasión entre una cucaracha de Chernobyl y un trozo de hulla, y no precisamente carbón del dulce, sino la más negra de las antracitas, una que en un suspiro, de negra que era se tragó varias estrellas y...¡Ah! Por eso yo elegí el escarabajo de playa...

En eso no repararon muchos...Es negro, redondo, y con un brillo carbónico, sí, pero a mí ese brillo casi nacarado me embriaga, me trae cosas de más lejos, no sé si será porque los observo en todo ese contexto tutamkámico...Ese rastro en la arena dorada...Tamaña habilidad para sepultarse lejos del sol, del bullicio, del repudio, y aún cuando no lo hace...Esa coraza tan crujiente como elegante...

Es entonces cuando yo anhelo (qué bonito eso del anhelo; dice el diccionario que es un deseo vehemente, y que lo vehemente, es lo ardiente y lleno de pasión...) salvarlo de su condición de saharaui ermitaño, y lo enjuago entre el cariño de mis manos secas del estío, y él casi con prisa se deja querer, y se presta a cosquillear mis dedos, falange a falange con sus espuelas delicadas, y yo, como un niño, le doy un remojón de oro solar, y le doy nombre.

Porque al escarabajo de playa se le pone nombre... Y seguidamente lo recuestas en el lecho, dejas que contrasten con el pelo de tu toalla y que juegue a huir, y huya...


Elegí el escarabajo, porque no nada, no corre, no bucea, casi no se atreve a volar, y sin embargo es el grillito que siempre quisiste enjaular sin éxito, un grillo voyeur, tan pequeño y con ojos tan negros que podría mirar con descaro, turbado y más turbado, sin decoro alguno, y aún encima lo dejarías pasear sobre tí, y lo bautizarías. Y él como mi historia, a lo largo del verano podría tener otros tantos romances zoofílicos, y decir que hubo amor, en la arena, en la orilla, a la luz del día, o a la de la luna. Pocos pueden decir eso...

Qué locura...! Por eso si fuese algún animal, sería un escarabajo de playa. Por eso, de mayor quiero ser tenebriónido...

Astra las estrellas astrománticos!